XXXIV: Al final del mes de la Virgen, el día de San Fernando, y después… el mes del Neira –veinte días entre rocas, florecillas y el estómago de los rumiantes.
Hoy día 30 es San Fernando, fiesta mayor en la ciudad Vertical. Después de asistir al partido de curas solteros contra profesores casados, arbitrado por D. Figueroa, a eso de las 13 horas en punto tendremos la misa en maría Auxiliadora y a continuación comida "especial". Por la tarde proyectaremos por tercera vez en este trimestre una película totalmente nueva, de estreno, titulada "El tormento y el Éxtasis".
Pero la vuelta a la rutina tras la fernandina fiesta intercalada del día 30 de mayo nos sumía en una profunda melancolía; y no tanto porque era la última fiesta de carácter extemporáneo que alteraba el ordenado ritual de todas las semanas, como porque a partir de ella desaparecían del aula las flores y la estatuilla de la virgen, probablemente ganada por Gabriel en algún concurso, y porque comenzábamos a percibir el vértigo del final de curso: una interminable carrera para “apurar los temarios” - en un momento en el que ya no nos cabían ni más valencias, ecuaciones, declinaciones o batracios en la cabeza-
Tan espectacular sprint desembocaba inexorablemente en una estresante semana de exámenes finales, uno tras otro, para terminar, sin solución de continuidad, en la escalerilla del autocar de vuelta a casa intercambiando resultados de los problemas para comprobar que: ¡oh cielos” , a mí me daba +75,67 cuando, a los que de aquello entendían un poco, les daba -9.046,45. Y seguramente las 5 horas de viaje siguientes trataríamos de convencernos (auto-convencernos), o bien de que los demás estaban equivocados, o bien de que, al fin y al cabo, la diferencia entre el más +75,67 y el menos - 9.046,45 tampoco era tanta cosa…con la que estaba cayendo.
Valladolid, viernes 31 de mayo de 2013
Basilio
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