domingo, 5 de mayo de 2013

Un día de mayo visto desde el 4 ... de mayo



XXXIII.- EL CUADRO DE ACTORES DEL ILUSTRE COLEGIO REY FERNANDO – CIUDAD VERTICAL- PRESENTA….


Al final estábamos todos nerviosos; y no era porque se acercase la hora del estreno. Hoy era día de ensayo general con todo y había que estar a punto, con toda la maquinaria mental y física dispuestas a hacer una representación gloriosa, y a ser posible a mayor gloria. Por fortuna el día amaneció despejado, pero frío, lo que puso un punto de duda en los más frioleros de la Compañía de Actores, a sabiendas de que el acto requería de un gran esfuerzo físico, cierto, pero también de largas esperas a la intemperie hasta comprobar que el resto de los actores desarrollaban bien su cometido, o dicho de otro modo, hasta que se sabían el papel de memoria; y no era especialmente difícil salvo en un par de pasajes en los que, asidos a la bóveda celeste, es decir, con las manos apuntando al cielo, había que acompasar el cuerpo al socaire del viento dominante, elevarse sobre las roderas de un escenario verde mil veces hollado por impulsivos actores de otras obras, sostenerse en el aire y aterrizar de pie y del lado contrario al que se había partido; era lo que comúnmente se conocía como voltereta y que para algunos actores era más complicado que aprenderse el tomo I de El Quijote de memoria (de hecho el Peque ya se lo sabía). Y había que hacerlo al tiempo que el resto de los actores debidamente alineados, porque, al parecer, esa era su única gracia… bueno y hacerlo con el pantalón azul del chándal, una camiseta blanca y unas zapatillas del mismo color, delante de la profe de Inglés y de Literatura.

Inevitablemente aquello estaba condenado al fracaso; para algunos actores, acompasar el ritmo del silbato con el levantamiento de una pierna y el brazo contrario exigía excesiva concentración. Era un imposible. Para otros resultaba complicado hacerles entender que la clave no estaba en hacerlo el primero y antes que los demás, porque no se trataba de salir huyendo, sino de pasar desapercibido en una fila y en un escenario en el que tenías 20 actores por detrás y otros tantos por delante, a la derecha y a la izquierda. En algunos casos el éxito radicaba en hacerlo sin resoplar, en levantar las carnes temblorosas y dejarlas caer sobre el escenario sin que este se cayese a su vez…, pero en otros casos había que reforzar la cinturilla del chándal para que al saltar no se cayese al suelo; en fin..La Gran compañía de Actores del Rey Fernando se disponía a hacer la demostración del 1º de mayo.

Tras interpretar el preceptivo y nunca bien ponderado Himno Laboral: grave en el aula, duro en el yunque, gritando va el corazón, mañana soy yo. Forja de hombres, un temple nuevo en mi pecho forjarán, patria (ya empezamos) y libertad: la cultura es mi conquista y mis armas ¿ehhh? la fe, la paz y el amor…… se iniciaba un indescifrable concierto de pitos dirigido por el Figueroa y el Blanco, claro antecedente del dúo sacapuntas, que nos tenía entretenidos unos veinte minutos rememorando a base de pitiditos lo aprendido en las largas horas de ensayo a voces: los.. y.. uno, dos y tres y cuatro, pasooooo; y arriba y abajo y vuelta y vuelta y rueda para adelante y vuelve por el mismo camino si puedes, que era el momento en el que la formación quedaba rota a causa del atasco del 20 % de los integrantes de la fila, empeñados en convencer a su cuerpo de que si se levantaban las piernas y se hacían pasar por detrás de la cabeza te podían pasar dos cosas: o que quedases partido en dos asimétricas mitades o que te dabas de bruces con la espalda del compañero trasero en la formación, lo que al parecer era el objetivo y que los torpes en aquél escenario y situación nunca llegamos a entender

¿Qué se nos había perdido a nosotros allí? Y ¿en qué contribuía al progreso de la humanidad la manifestación de nuestra falta de destreza y coordinación de nuestro cuerpo internado? Y hacerlo además delante de todo el claustro de profesores, cuarto y mitad del censo de salesianos del Colegio, el presidente de la Diputación, y el Gobernador Civil y Militar, por supuesto. Bueno quizá fue la vez en nuestra vida que estuvimos tan cerca del poder civil y militar (hasta la hora de la mili) y por eso, al final todos estábamos nerviosos; y no era porque se acercase la hora del estreno, es que ya habíamos estrenado y nos habíamos estrellado, con todo el equipo… Aquel inefable CUADRO DE ACTORES DEL ILUSTRE COLEGIO REY FERNANDO, -en realidad todos los alumnos, de todas las clases- una mezcla entre los coros del ejército ruso y el reparto de La del Manojo de Rosas, que tanto éxito iba a cosechar al final del mes en el estreno de Los Aparecidos, obra cómica en un acto y tres cuartos (no daba para más) de Carlos Arniches y Celso Lucio y música del maestro Fernández Caballero.

Valladolid, mayo 2013, episodio 33.
 Basilio

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