martes, 23 de octubre de 2012

No estamos solos



Juntos por la escalera, juntos en misa hasta el podéis ir en paz… a desayunar, juntos por la escalera otra vez, tan juntos que no había ni primero ni último, nadie por delante, nadie por detrás. Juntos en el recreo, de dos en dos, de 50 en 50, en la fila que ordenaba el caos pretérito y acompañado, alineando los pensamientos, todos juntos, frente al objetivo común de dos horas de clase, juntos, con mis otros cuarenta y yo. Después, una repetición sin fin de lo mismo, con los mismos, siempre juntos, huyendo de la soledad sospechosa, ora lectora, ora escribana, ora melancólica, como manifiesta incapacidad para afrontar y compartir el infortunio que representaba necesitar estar solo. Han pasado muchos años, cierto, pero salvo aquellos crueles ensayos de soledad condenada en germánicas neveras, nunca estuvimos solos; ni estudiando ni confesando, ni jugando; porque, además, si metías un gol, tenías que recorrer 4.500 metros para ir a por el balón y volver a hacer lo mismo. Meterle un gol a nadie… y daba mucha pereza recorrer solo tantos metros porque superaba con creces nuestro estándar de pasillo: 64,5 metros de este a oeste y viceversa. 

Vivimos acompañados y en realidad éramos acompañantes, lazarillos de todo el alrededor infortunio ... ; y necesitábamos el eco resuelto y binario: si o no, blanco o negro, cero o uno…de cualquier ¿te lo sabes?... ¿te han visto?... ¿jugamos?... ¿qué te han dado?... ¿nos darán las notas?.... ¿volverás?.... puede que sí, pero para que no estés solo. Y es que …no es bueno que el hombre esté solo.

Valladolid,  octubre 2012                                                                                           Basilio

No hay comentarios: