martes, 3 de noviembre de 2009

Y volver, volver, volver... (1ª parte)

Zamora, vista aérea

Escrito en Madrid el viernes 30 de noviembre

He vuelto a Zamora. Fue en un día claro de finales de septiembre en el que, si he de ser sincero, no hubiera tenido ninguna necesidad de ir. Me había acercado a Salamanca a llevar a mi hija menor a una reunión de compañeros con los que había pasado el último año haciendo “Erasmus” en Italia. Era jueves y la idea de mi hija era permanecer todo el fin de semana allí.

Una vez cumplido el fin de mi viaje y sin otra cosa que hacer en esa magnifica ciudad, bien conocida por mí, me dispuse a tomar la carretera de vuelta a Madrid. Nunca he sido muy bueno orientándome y no se como en mi deambular por la circunvalación salmantina leí una señal que indicaba “Zamora 60 Kms”. Quizás se produjera una desconexión de mi consciente y sin darme del todo cuenta me vi tomando el desvío que señalaba aquella indicación. Desde ese instante una sensación de ansiedad me acompañó durante todo el trayecto. Los kilómetros se me hacían más largos. Tras cada curva deseaba ver la silueta zamorana que se volvía a hacer desear en cada recta. El tiempo, inexorable como siempre, no entiende de ansiedades ni de afectos y cuando tuvo que ser Zamora apareció en el horizonte acelerándose el ritmo de las palpitaciones del corazón.

La ciudad, la vieja ciudad de mis nostalgias se recortaba a lo lejos sobre su meseta dominando el valle sureño a través del que, cada vez más deprisa, se iba acercando hacia mí. Mi reencuentro con ella fue como el de dos viejos amantes. Baje la ventanilla y respire su aire profundamente mientras me dejaba abrazar por su atmósfera que entraba a chorros agitando mi ropa y mi escaso cabello cano con verdadero frenesí. En esa fantasía consciente en la que me encontraba se estableció un dialogo entre nosotros que sin miedo a descubrir grandes secretos podría transcribirse así:

(Continuará...)

José A. Cámara

No hay comentarios: