-Cuanto tiempo!!! Hace más de veinte años desde que nos vimos por última vez!!! Te veo bien, quizás con algo menos pelo.
-Eres muy amable. Ya no tengo aquella imagen con la que tal vez me recordaras. Ya sabes, es el hecho de vivir. El tiempo pasa de forma implacable y soy la consecuencia de ello. Yo, sin embargo, a ti te encuentro mejor. Estás más bonita. Te veo hermosa muy cuidada y atractiva. Parece que el tiempo no pasa por ti.
-Siempre fuiste muy cortés, pero no es mérito mío y tampoco es oro todo lo que reluce. Reconozco que, en lo esencial, me encuentro muy renovada pero, es cierto, el tiempo, como tu bien dices, no ha sido muy buen colaborador. Ya te imaginas. Es y ha sido el mal de muchas como yo. Me siento abusada y te confieso que hay partes de mí que me avergüenzan. Pero, cuéntame, a que se debe tu agradable visita esta vez.
-Sentí deseos de verte. De estar contigo. No va a ser mucho tiempo, de hecho sólo estaré unas horas pero te anhelaba tanto que no he podido resistir el impulso de venir. Me pregunto si me dejarías pasearte cogido de tu mano. Sí, recuerdas, como cuando te conocí siendo un niño y aprendí a quererte en aquellas tardes de domingo de largos paseos juntos. No te vas a negar, verdad.
-Como crees que podría. Yo también lo deseo. Vamos, cógete de mi mano y andemos. Hoy te voy a sorprender. Son pocos los minutos que tenemos y hemos de disfrutarlos plenamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario