Confieso que no retengo los nombres de ninguno de los salesianos que fueron nuestra compañía vestida de sotana. No tengo sus nombres pero a todos, a pesar de que alguno nos lo hiciera pasar mal debido a la aplicación de aquellas ideas disciplinarias que hoy parecen trasnochadas, los llevo muy cerca del corazón. Mi memoria se fija en aquel padre consejero de figura estilizada y voz tronante que nos hacía sudar sólo de pensar que pudiera pedirnos el preciado talonario de doce puntos en los que se valoraba la beca, nuestra puerta hacia el futuro.
Tengo un especial recuerdo hacia aquel cura que, cuando la sesión de cine dominical lo exigía por su importancia, subía al escenario y nos abría los ojos y la mente con, la que nos parecía, una erudita charla sobre la película que íbamos a disfrutar. Seguro que algún cinéfilo llegó a crear entre nosotros el hecho de contar con aquel salesiano tan gustoso del séptimo arte. Películas como Por un Puñado de dólares, Sonrisas y Lágrimas,
Recuerdo experiencias cinéfilas fallidas. Tal fue el caso de Cleopatra que no llegamos a visionar por culpa de la censura en el último momento. ¡Cuanta tensión habrían aliviado los violáceos ojos de
Otra cinta que debo mencionar es El Tormento y El Éxtasis, película sobre la vida del grandioso Miguel Ángel, que resulto ya en su anuncio una premonición de lo que acontecería durante su proyección. Recuerdo que era un 24 de Mayo, día de Nuestra Madre María Auxiliadora, y, como día grande en la familia salesiana, se nos había obsequiado en el almuerzo con un menú especial en el que tuvo cabida una ensaladilla rusa que no debió de contar con todas las bendiciones. ¡Maldita ensaladilla! ¡Que enorme indisposición vino a ocasionar! Con la película comenzada, viendo al Papa Julio II cabalgar sacudiendo mandobles a diestro y siniestro, muchos compañeros se fueron levantando y saliendo en medio de una gran confusión entre arcadas y estertores. Aquello fue tremendo y así, ora con vómitos ora con diarrea, el título de la cinta quedó plenamente refrendado manteniendo, además, a la enfermería de nuestra querida Grillera en “over booking” pestilente durante algunos días.
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