martes, 9 de junio de 2009

Aquellos domingos de paseo...

Puerta de la traición
¡Rey don Sancho, rey don Sancho!, no digas que no te aviso,
que de dentro de Zamora un alevoso ha salido;
llámase Vellido Dolfos, hijo de Dolfos Vellido,
cuatro traiciones ha hecho, y con esta serán cinco.

Alcanzo a recordar a una profesora de inglés que no puedo precisar bien si estuvo con nosotros en 2º ó 3º. El caso es que, siendo poquita cosa, tenía unas piernas bien formadas y ella las lucía con faldas cortitas y tacones que provocaban, tan pronto como se subía a la tarima o intentaba borrar algo escrito adrede en lo más alto de la pizarra, un tamborileo importante de bolígrafos que “se caían” para, al recogerlos, tener una perspectiva más intensa de aquellas dos columnas que nos sirviera en nuestras incipientes fantasías.

Y los domingos. Aquellos domingos de paseo por la ciudad, siempre en grupo, acompañados por el tutor. El palacio de los Momos, el Ayuntamiento viejo, la ruta, cuajada de bellas iglesias hacia la Catedral románica con su espectacular cimborrio y por fin las murallas. El Portillo de la Traición en el que siempre me imaginaba a El Cid tratando de alcanzar a Bellido Dolfos que se escapaba tras esa maldita puerta y como espectacular colofón el Duero, a vista de pájaro, desde la barbacana almenada de la muralla. Toda una experiencia quizás demasiado intensa para un niño de doce años que, por otra parte, tuvo la suerte de vivirla.

Cuando llegamos a 4º y se abrió la posibilidad de eludir el paseo para realizar otras actividades las tardes se ampliaron hacia tiempos distintos bañados en la música de The Beatles, (Hey Jude siempre estará asociada a aquellas horas distintas donde se respiraba un nuevo aire que sabía a libertad) y otras melodías que, en formato single de vinilo, nos llegaban previo encargo de la tienda de discos Portos. Aun conservo algunos ejemplares con la etiqueta pegada de aquel comercio, entre ellos, y como postrer homenaje a Basilio, varios de un grupo bilbaíno que se hacían llamar Los Mitos de gran éxito en aquellos maravillosos años.

Continuará...


José A. Cámara (V)

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