
Cincuenta y dos niños, treinta años después.
Sin duda todos sufrimos la angustiosa búsqueda en los empolvados archivos de la memoria para hacer coincidir una nueva cara con un viejo nombre, con una vieja y quizá amarillenta foto que en los últimos meses habíamos vuelto a estudiar, recordando como éramos e imaginando cómo seriamos treinta años después. Unos interminables segundos para responder a la pregunta mil veces repetida... ¿quién soy yo?.. Y en esa búsqueda, inevitablemente todos volvimos a ser niños; nos recordamos con el genio y carácter de aquellos años, nos volvimos a mirar buscando dónde encontrar el punto de conexión entre dos vidas separadas por un abismo de treinta años. Y un simple nombre
yo soy… tenía la virtud de acelerar la memoria y nos permitía salvar el tiempo del olvido, hilvanar todos nuestros recuerdos y coser definitivamente los jirones rotos del pasado perdido. Un pasado cuyas brasas avivaron algunas personas como Manolo Prieto y Carlos López Labay y por ello serán siempre protagonistas de nuestra recuperada memoria.
Y es que, aunque es cierto que, como todos los días, cualquier día es el primero del resto de nuestra vida, el día 29 de Junio tuvo la virtud de enlazar los días de vida ya pasados con el horizonte de cariño y amistad que sin duda nos unirá siempre en la distancia, ya que fue un día que cerró un paréntesis de un cuarto de siglo. Por eso fue un día muy especial. La vida seguirá, volveremos a nuestras rutinas, a todas las dichas y desdichas personales que nos esperan agazapadas en el camino, pero siempre nos quedará el recuerdo y la esperanza del próximo encuentro dentro de dos años, cuando se celebre el cincuenta aniversario de la creación de la Universidad Laboral de Zamora. Un encuentro en el que tenemos que estar todos, los cincuenta y dos de la foto del día 30 de Junio de 2001 al pié de las ventanas de aquellas viejas y ahora pequeñas aulas que marcaron nuestra adolescencia, y los que no pudieron estar. Porque si aquél pasado fue de todos, de todos debe ser también nuestro futuro.
Valladolid 8 de Julio de 2001
Con la inocencia más graciosa
que apaga el tono de la rosa
con ese brillo que te vuelve un niño,
llegaste como si tal cosa.
"Volver a ser un niño". Enrique Urquijo (Los Secretos)
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