jueves, 4 de diciembre de 2008

Represión por norma (2ª parte)

En 5º habían cambiado ciertas cosas y ya no era tan férrea la disciplina; lo que más tarde se llamó “la Perestroika” empezó en la Laboral. No sé como ni quien salió la idea, el caso es que convencimos a nuestro tutor y éste a D. Félix, el de la campanilla, para que nos dejara un aula que no se usaba y estaba vacía (el número de alumnos en 5º había disminuido) y así poder montar un pequeño “taller de francés”, que utilizaríamos en nuestros ratos libres; contábamos con un radio-cassette, cintas y un curso de francés llamado “Assimil”. Hasta aquí, todo era perfecto…

Por entonces los “españolitos” que acudían al país vecino a trabajar además de dinero y cultura, solían traer lo que aquí no era permitido: revistas, música, porno… José Mª no iba a ser menos. En el taller de francés usábamos todo tipo de material didáctico para facilitar nuestro aprendizaje. Tal era así que los mismos educadores nos ponían de ejemplo de cómo el “querer” era la antesala del “poder” y nuestra iniciativa de aprender fuera de horario se valoraba mucho.

La confianza o la relajación nos traicionaron al no valorar el peligro que se corría con el material que ocultábamos en nuestro “personal refugio”; la llave la teníamos nosotros y no había que temer; pardillos, que éramos, no pensamos que toda cerradura tiene más de una llave de repuesto. Nos sentíamos privilegiados y hasta vacilamos en más de una ocasión de nuestro “arsenal prohibido”. Nuestro secreto compartido se fue extendiendo por el colegio y no sé cómo, ¿un chivatazo?, nos descubrieron. Allí estaba D. Félix sentado, esperándonos tan tranquilo, cuando abrimos la puerta del taller, con las revistas en las manos…

Continuará...

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