viernes, 28 de noviembre de 2008

Represión por norma

Otra experiencia dolorosa que me marcó fue en 5º curso. Dábamos como idioma francés. Después de las vacaciones de verano, nos reencontramos de nuevo en el colegio; todos volvíamos con nuevas esperanzas y expectativas. Después de la famosa y temida “reválida” de 4º las bajas entre los compañeros serían muchas y todos volvíamos con la incertidumbre de no saber quiénes se habrían quedado en el intento. Nos encontraríamos más de una sorpresa, y como siempre, las sorpresas pueden ser buenas y deseadas o muy malas y despreciadas. Era una incógnita para todos; algunos viejos y queridos compañeros ya no estaban; se habían quedado en el camino. Otros eran nuevos, caras nuevas, miradas nuevas, costumbres nuevas… lo nuevo siempre te pone en guardia.

Empezó el curso y como se dice popularmente, “cada mochuelo a su olivo”; nos distribuyeron en las distintas clases según materias y optativas y a trabajar el día a día.

Como ya he dicho anteriormente yo estaba en la clase de francés y conmigo mi buen amigo José María Sánchez; Él era salmantino, de Galinduste, pecoso y un maravilloso pelo rizado; por necesidad o por capricho, durante el pasado verano había estado en Francia, en la región de Alsace, trabajando y de camino aprendiendo el idioma de los nativos. Esa experiencia la supo explotar bien en clase de francés; lógicamente era el número uno y eso se lo agradecía la profesora Dª Elvira. Todos queríamos estar a su lado en clase para hacer los ejercicios y recibir alguna que otra ayuda en los exámenes. Total, se convirtió en el compañero deseado.


Continuará...

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