jueves, 18 de septiembre de 2008

¡ Aquellos 24 de mayo...! (final)

Por alusión (3º C)

A la mañana siguiente, entre las ocho y las ocho y media, Don Félix, alias "el Führer", pasó por las diferentes aulas. Con tono trágico, más iracundo que emocionado, más autoritario que apenado, dijo: “SE HA COMETIDO UNA BLASFEMIA”. Creía que nos rasgaríamos las vestiduras nada más oír blasfemia. Pero al contrario. Nos mirábamos arrugando las comisuras de los labios hacia abajo dibujando una mueca similar a los bigotes de Tejero. Caras de ignorantes. Y a medida que iba explicando tamaño drama según su punto de vista, nos íbamos tranquilizando. Las comisuras de los labios descendían prolongándose hasta alcanzar la punta de los zapatos.

Don Matías, el tutor de 3º C asentía cabizbajo. No sé si de vergüenza ajena o de aceptación. De lo que si estoy seguro es que no se hubiera atrevido a enfrentarse a Don Félix. ¡Cualquiera!. Y menos él. A simple vista, era un hombre de la tierra, temperamental, menos cultivado que el resto de la comunidad y bastante más tosco tanto de hecho como de palabra, sustituyendo esta última por un buen guantazo con cierta frecuencia. ¡Como Dios manda!.

Don Félix se explayó. Se creía en posesión de la verdad y en esta ocasión pintaban oros. Había que aprovecharla. No se hubiera perdonado a si mismo que se le escapará la oportunidad de amedrentar a unos muchachos de doce o trece años. Se necesita tener.....para calificar eso de blasfemia. Pues bien, no tuvo bastante con el discursito. Durante un mes nos obligó a rezar cada mañana para desagraviar tamaño pecado. Hacer una colecta obligada para reparación de la imagen. Y descubrir a los supuestos autores de la blasfemia. Para ello utilizaba todos los medios disponibles. Presentarse voluntariamente para evitar el castigo común (como si no fuera suficiente castigo los rezos y la colecta). Delatar, bajo amenaza, a los compañeros que se creía que pudieran haber cometido semejante injuria o se les hubiera visto de hecho o merodeando por los alrededores. El ridículo no tiene parangón ( CLL,5,1).

Salieron culpables debajo de las baldosas, del sintasol verde, del...

Salieron culpables incluso de nuestra clase. Evitaré nombres.


1 comentario:

Juan Fernández González dijo...

Me encuentro en esta foto soy Juan Fernández González el tercero de la Izquierda contando de arriba a bajo, recuerdo a Don Matias y como le gustaba el tintorro, debió de elegir esta profesión dado que en toda congregación o cuartel nunca faltaba en vino. Atentamente JUAN