Eran tiempos para recibir los materiales que papá “Régimen” nos regalaba: ropa, calzado, material escolar… socializar en la igualdad; todos iguales para no pensar en otra posibilidad. Eran tiempos de colas, de esperas, de tomas de contacto, de conocer lo que sería nuestra “casa” en lo sucesivo. Salas de recreo, campos de fútbol, “Uni vieja”, campos de deportes… ¿Y tú, cómo te llamas? ¿De dónde vienes?, etc.
Recuerdo que era por la tarde de un día otoñal cuando nos llevaron a conocer los campos de deportes. Al contemplar el campo de fútbol grande de hierba todos como embrujados por la imagen tan hermosa, nos fuimos como cabras locas al césped a revolcarnos, tal vez recordando los prados verdes de nuestros pueblos… Era una verdadera fiesta infantil y tan absortos estábamos que no nos dimos cuenta de que nuestra acción provocó una reacción en cadena por parte de los ángeles negros, con espadas de fuego, vociferando y hasta creo que maldiciendo, dando palos a diestro y siniestro y nosotros… ¡sálvese quien pueda…! Aquella acción fue traumática y nos enseñó lo que nos esperaría en adelante cuando se tomaran iniciativas propias. Aquello me enseñó a no bajar la guardia desde entonces y allí donde estuviera, cabría la posibilidad de que apareciera un “lobo” para atacar a los indefensos corderitos.
Todo era maravilloso desde el punto de vista de medios con los que contábamos, pero había que tenerlos siempre en perfecto estado de revista para las posibles visitas de inspección. ¿Alguien se bañó alguna vez en la hermosa piscina?
Dedicada al curso de 2º C con todo mi cariño
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