
El ambiente rezumaba energía y vitalidad, que apremiaba ser plasmada en una mínima expresión.
Alcalá de Henares había iniciado una huelga por no se sabe bien que motivos (aunque no interesaban demasiado). Lo único que contaba era el valor que demostraban en su decisión. Razones había infinidad. Sólo tenemos que imaginar el entorno político.
Los nuevos recibían noticias de sus antiguos compañeros, que nos transmitían con el orgullo propio del que tiene un amigo famoso, artista o aventurero. Entre los veteranos del San Fernando, si el asombro se materializara hubiéramos derrumbado por sobrepeso los dormitorios de la quinta planta. En el cenit de esos días se acercó hasta el colegio un expulsado de Alcalá, que consiguió hablar con alguno de los nuevos, no sin la consiguiente reprimenda de nuestros tutores.Alcalá de Henares había iniciado una huelga por no se sabe bien que motivos (aunque no interesaban demasiado). Lo único que contaba era el valor que demostraban en su decisión. Razones había infinidad. Sólo tenemos que imaginar el entorno político.
Aquélla mañana los ánimos no estaban para “veladas” (argot: veladas =fiesta y jolgorio durante la hora de clase). Había que exteriorizar esa solidaridad y a la vez demostrar que nosotros también teníamos valor suficiente para una hazaña de ese tipo. Que no nos dejábamos amedrentar por nada ni nadie.
Se propuso una asamblea y concientes de la situación decidimos hacer huelga. No quedaba tan claro una serie de cuestiones: ¿por qué?, ¿cómo? y ¿cuándo? Y fuimos resolviendo de esta forma.
Continuará…
No hay comentarios:
Publicar un comentario