Las sevillanas y la manzanilla deben ser de las cosas que más unan en el mundo, a las personas y también al pasado y al presente. La manzanilla sólo existe desde el siglo XVIII, aunque ese sólo resuma trescientos años.
Pero sevillanas se han creado en todas las épocas, desde los siglos de las jarchas hasta hoy pasando por Lope de Vega; luego, como es natural, van quedando las buenas, que siguen cantándose y bailándose ya por los siglos de los siglos amén. En uno de sus artículos sobre literatura popular Gerald Brenan decía a los británicos, para marcar las diferencias entre el peso de este campo en Andalucía y en Gran Bretaña, que allí la recopilación de todas las canciones supervivientes de los siglos XVIII y XIX cabrían en un volumen escaso mientras aquí llenarían cientos de libros: la Feria es una prueba viviente de ello. ¿Cuántas sevillanas distintas pueden haberse cantado y bailado cuando las luces de la portada se apaguen en la madrugada del lunes?
Pero sevillanas se han creado en todas las épocas, desde los siglos de las jarchas hasta hoy pasando por Lope de Vega; luego, como es natural, van quedando las buenas, que siguen cantándose y bailándose ya por los siglos de los siglos amén. En uno de sus artículos sobre literatura popular Gerald Brenan decía a los británicos, para marcar las diferencias entre el peso de este campo en Andalucía y en Gran Bretaña, que allí la recopilación de todas las canciones supervivientes de los siglos XVIII y XIX cabrían en un volumen escaso mientras aquí llenarían cientos de libros: la Feria es una prueba viviente de ello. ¿Cuántas sevillanas distintas pueden haberse cantado y bailado cuando las luces de la portada se apaguen en la madrugada del lunes?
En una sociedad tan habituada a la estadística no creo que haya nadie ni nada que sea capaz de dar una cifra aproximada. Pero si la diera estaría únicamente tocando un aspecto muy superficial, el cuantitativo, porque después vendrían los que tendrían que clasificarlas por épocas, por temas, por intérpretes... Se necesitaría diez o doce Rodríguez Marín para hacerlo. Como esa reunión de genios no existe, es el tiempo el que las espiga y acrisola para que la gente las cante o las baile sin pensar; aunque cuando brota alguna de las clásicas llegue hasta los Romeros de la Puebla, los Hermanos Reyes, los Amigos de Gines...
Los intérpretes y grupos de los años en los que la fiesta de Abril se democratizó. Disquisiciones aparte, las calles del Real son ahora mismo, como lo fueron siempre, un hervidero de gente, caballos y carruajes, un firmamento a ras de suelo en el que se mezclan todos los colores en un continuo movimiento e intercambio de pinceladas que ningún pintor impresionista podría haber captado. De la Feria fueron dejando sus impresiones Salvador Rueda, Fernando Villalón, Rafael Laffón, Cansinos Assens..., para la Feria hicieron magníficos carteles Juan Miguel Sánchez, Bartolozzi, Francisco Hohenleiter, Martínez Baldrich, Santiago Martínez... pero ninguno pudo captarla del todo ni literaria ni pictóricamente: eso era una misión imposible.
Los intérpretes y grupos de los años en los que la fiesta de Abril se democratizó. Disquisiciones aparte, las calles del Real son ahora mismo, como lo fueron siempre, un hervidero de gente, caballos y carruajes, un firmamento a ras de suelo en el que se mezclan todos los colores en un continuo movimiento e intercambio de pinceladas que ningún pintor impresionista podría haber captado. De la Feria fueron dejando sus impresiones Salvador Rueda, Fernando Villalón, Rafael Laffón, Cansinos Assens..., para la Feria hicieron magníficos carteles Juan Miguel Sánchez, Bartolozzi, Francisco Hohenleiter, Martínez Baldrich, Santiago Martínez... pero ninguno pudo captarla del todo ni literaria ni pictóricamente: eso era una misión imposible.
El día va cediendo el paso a la noche y la manzanilla sigue, acompasadamente, ese cambio de horas. Las casetas se han tornado más reposadas; ya no existen las relaciones públicas de mediodía y primeras horas de la tarde. Ahora todo va tomando un aire de familia. Las sevillanas vuelven a tomar protagonismo: se desgranan unas tras otras en la caseta en la que se ha formado el corro de la fiesta. Algunas son bellísimas y traen hasta 2011 reflejos de las estampas que de la Triana tras el puente pintó en sus cuadros Sánchez Perrier:
"Yo tengo una ventana que mira al río
y recojo camarones con el vestío..."
entona una voz cadenciosa. Únicamente reflejos, porque eso, de verdad, no puede pintarlo nadie.
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