¿Te lo vas a perder?
Volverás a Zamora, te encontrarás con tus recuerdos perdidos en cualquiera de las esquinas de Santa Clara, o entre los pliegues de los pequeños pasillos de obligada ruta diaria, de aquella ciudad hiniesta, de indescriptible olor a internado, suma de todas las vidas obligadas a vivir en ella.
Volverás a Zamora, la que te tuvo envuelto en frío mientras mudabas de pantalón corto a largo, la que dos horas a la semana, cuatro semanas al mes te vio fugazmente pasar de ida y vuelta, acelerando, pisándote casi la sombra para llegar pisando un timbre
Volverás a Zamora y te parecerá ver entre los años y los kilos, en tallas ahora 48 o 50 –quizá 55 en México- a quien fue tu sombra o de quien fuiste sombra en amistades adolescentes, perecederas entonces, imperecederas ahora
Volverás a Zamora para comprobar que aquél que todo alborotaba, que ponía todos los discos, que se camelaba a D. Julio para ganar parcelas de libertad, también se acuerda de ti, también se acuerda de todos y todos de él.
Volverás a Zamora para ver que, pasado el tiempo, viven tus recuerdos, ahora náufragos, en algún remanso de Duero, o en el aire de Valorio, o en el eco de aquellas humeantes máquinas de vapor del Expreso Rías Bajas que oíamos en los recreos, o en la noche quieta de paseos de sotana, manos atrás, repasando un rosario.
¿Volverás a Zamora el 25 en aquellos días que ya no estábamos, cuando siempre nos habíamos ido con el curso ya terminado?
¿Volverás a Zamora el 25, por San Pedro?
¿Volverás para verte igual que todos en todos los ahora desiguales?
¿Volverás a ver a tus amigos?
¿Volverás con tus amigos?
¿Volverás?
Basilio Calderón
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