viernes, 5 de marzo de 2010

Cantemos a María...


CANTEMOS A MARIA QUE…. http://www. madrenuestra.es. (UNA PÁGINA A CABALLO ENTRE EL INVIERNO Y EL INFIERNO).

En Zamora todavía hacía frío, el frío de aquellos largos inviernos de la Meseta, de nueve meses de invierno y tres de infierno, de cuando aquellas tierras no habían descubierto aún que se llamaban Castilla y León y había que salir al patio con lo puesto; tiempo de árida desnudez, de corrillos a sotavento y esquinas compartidas, de adjetivos y tópicos: austeridad, compañerismo, sinceridad... de Formación del Espíritu Nacional decantada en aquél viejo manual que, sin quererlo  también delimitaba el perímetro de nuestra existencia internada.
Pero entre una  y otra estación transcurría un breve tránsito por el purgatorio que era el mes de mayo, el mes de María, el mes del 68 el mes que sólo las primeras generación de internos, en segundo, tercero y cuarto de bachillerato atravesamos con extrema ortodoxia religiosa, entre rezos a aquella diminuta estatuilla que presidía el aula durante todo el mes y que alguno se llevaba a casa, por sorteo, a su término. Desesperante mes de Mayo, el mes de las alergias, de catarros paseados por la enfermería del Dr. Fombellida, y del “cantemos a María”, que también era el principio del fin de casi todo: del curso, de los recreos y de la competición que contra una nota sosteníamos todos los años; un mes en el que aumentaba la tensión por la proximidad de los exámenes y se desataba una inconsciente algarabía en todo recinto cerrado, clamor de centenares de voces por hacerse oír, por mantener su estatus y liberar soterradas tensiones en cada esquina de aquella ciudad vertical, de aquel pequeño mundo abreviado.
Continuará...
Valladolid 3 de marzo
Basilio

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