
Son muchos los profesores que han sido (en los primeros días de curso se produjo el último caso de violencia contra una directora de un colegio público) maltratados verbal e incluso físicamente por alumnos o por padres de los mismos en los últimos años.
¿Por qué se produce este hecho? Supongo que por las mismas razones por las que existen padres que son maltratados por sus propios hijos. A mi modo de ver, la razón se encuentra en el hecho de que algunos jóvenes no reconocen hoy en día la autoridad de los padres ni de los profesores. Quizá debería decir que no reconocen ningún tipo de autoridad. Los policías, médicos, ancianos, etc. tampoco son respetados ni reconocida su autoridad profesional o personal.
¿Pero para que una persona sea respetada es necesario sólo la participación de una de las partes o acaso no se puede respetar aquello que no nos induce a ser respetuosos? Por ejemplo, ¿se puede respetar a un médico si su trato hacia el enfermo es distante y hasta displicente? ¿Merece respeto el policía que se dirige a un ciudadano a voces y con amenazas? Lo será si usa la persuasión y se dirige de manera educada al individuo. ¿Puede un alumno respetar a un profesor que no cumple con su cometido de forma competente: es decir, no prepara las clases de forma adecuada, trata sin el debido respeto a sus alumnos, ordena más que sugiere? ¿Puede un padre decir a un hijo que no beba mientras él se toma sus cervecitas a diario, come con vino y se toma sus cubatas con los amigos viendo el partido de su equipo del alma?
Pero respeta la administración a sus profesores cuando no les dota de los medios necesarios, cuando en caso de conflicto entre los sectores de la comunidad académica (entiéndase padres-alumnos contra profesores) casi siempre toma partido por los primeros, cuando apenas cuenta con los profesionales del aula a la hora de legislar y sólo tiene en cuenta a aquellos (y me merecen todo el respeto pues seguro que lo hacen con la mejor intención) que normalmente hace tiempo que salieron de las aulas, cuando les culpa del fracaso escolar (por lo que muchos profesionales de la enseñanza aprueban a pesar de que los alumnos estén mal preparados), sin analizar las verdaderas causas de por qué se produce el fracaso o lo que es más lógico decir, ¿qué debemos entender realmente por fracaso escolar? La culpa de que la atención a la diversidad no sea llevada a cabo con arreglo a lo establecido siempre es culpa del profesor, nunca de las circunstancias externas: número de alumnos, origen distinto de los mismos, diferente nivel social, cultural, económico, etc.
Y por último: ¿respetan los padres la tarea educativa de los profesores? ¿Cuántos de nosotros nos atrevemos a decir lo mal que lo hace tal o cual profesor? ¿Entenderíamos que en un hospital se formaran una asociación de familiares de enfermos para discutir con los médicos sobre si tal praxis profiláctica es la correcta o no? La cruda realidad es que los profesores están desprestigiados socialmente de forma casi total. No debe de extrañarnos pues que haya alumnos que traten mal a sus profesores si resulta que sólo perciben en sus casas el menosprecio hacia ellos, con comentarios tales como “son unos vagos, que disfrutan de dos meses de vacaciones y encima ganan un sueldazo”.
(Continuará)
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