Una vez colocados en las habitaciones de siempre, nuestra buena ducha y a esperar a los “compis” para salir y disfrutar de los famosos “pinchos picantes” que tanto le gustan a De la Fuente y que de tanto pique nos queman los labios.
Acto seguido y una vez acabado con todos los pinchos de la ciudad la tertulia se establece en nuestra “santa ermita” llamada Aula Magna donde los cubatas terminan con más de uno. He de decir que el frío fue tan terrible que más de uno acabó liado en toallas y en otras prendas.
El sábado fue el día grande; comida de hermandad en casa “Cipri” y después por la tarde gran festival de música organizado por Chus, Dorado, Retortillo y un improvisado vocalista, Miki. ¡Como nos transportaron a los años 70! Unos verdaderos genios musicales. Gran velada musical en el porche de la cafetería de la Uni. Descanso para merendar-cenar y otra vez “despiporre musical”.
Como no, esa noche terminamos en nuestra “ermita” donde Ureña nos deleitó, con su magia, con uno juegos de cartas que nos dejaron a todos boquiabiertos, en especial a Laura.
Eran las 4 de la madrugada y nadie se atrevía a moverse por no perderse el siguiente juego. Esa noche el frío estepario de Zamora se podía soportar mejor o acaso la ingesta de cubatas nos mantenía más calientes.
El domingo después de desayunar nos envolvió la pena del adiós; he de confesaros que es cada vez más doloroso el decir “hasta el próximo encuentro” amigos.
Y sin querer queriendo otra vez en la “Ruta de la Plata” camino de Andalucía; la parada la hicimos en Candelario, un pequeño pueblo de Salamanca, que os recomiendo visitar en cuanto podáis y tras dar una vuelta por el Santuario de Nuestra Señora del Castañar en Béjar y visitar la plaza de toros más antigua de España y ver como a España le metía un gol Sudafrica nos pusimos rumbo a Sevilla y a Huelva.
Acto seguido y una vez acabado con todos los pinchos de la ciudad la tertulia se establece en nuestra “santa ermita” llamada Aula Magna donde los cubatas terminan con más de uno. He de decir que el frío fue tan terrible que más de uno acabó liado en toallas y en otras prendas.
El sábado fue el día grande; comida de hermandad en casa “Cipri” y después por la tarde gran festival de música organizado por Chus, Dorado, Retortillo y un improvisado vocalista, Miki. ¡Como nos transportaron a los años 70! Unos verdaderos genios musicales. Gran velada musical en el porche de la cafetería de la Uni. Descanso para merendar-cenar y otra vez “despiporre musical”.
Como no, esa noche terminamos en nuestra “ermita” donde Ureña nos deleitó, con su magia, con uno juegos de cartas que nos dejaron a todos boquiabiertos, en especial a Laura.
Eran las 4 de la madrugada y nadie se atrevía a moverse por no perderse el siguiente juego. Esa noche el frío estepario de Zamora se podía soportar mejor o acaso la ingesta de cubatas nos mantenía más calientes.
El domingo después de desayunar nos envolvió la pena del adiós; he de confesaros que es cada vez más doloroso el decir “hasta el próximo encuentro” amigos.
Y sin querer queriendo otra vez en la “Ruta de la Plata” camino de Andalucía; la parada la hicimos en Candelario, un pequeño pueblo de Salamanca, que os recomiendo visitar en cuanto podáis y tras dar una vuelta por el Santuario de Nuestra Señora del Castañar en Béjar y visitar la plaza de toros más antigua de España y ver como a España le metía un gol Sudafrica nos pusimos rumbo a Sevilla y a Huelva.
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