jueves, 2 de julio de 2009

Nuestro encuentro zamorano 2009

Chacina de Plasencia

Para los ausentes

El día fue largo; teníamos muchos kilómetros por delante y el calor empezaba a presagiar un viaje caliente; y digo caliente en sus dos sentidos. De Huelva salieron temprano mis dos acompañantes, Miguel y Mario, y ese trayecto a mí, que esperaba en Sevilla, se me hizo interminable, tanta era mi impaciencia por el encuentro que me echó de la cama antes que ellos ponerse en marcha, me dio tiempo a todo: ducharme, afeitarme, desayunar, ir al cajero, sacar a mi perrita, comprar y leer el periódico…

Por fin el móvil sonó y mi corazón se me puso a mil; la voz alegre de mi amigo se me presentó como una aparición; bendito el que viene en nombre de… la amistad.

Los tres bien contentos y sin parar de hablar de nuestras cosas nos metimos en la “Ruta de la Plata” y cuando nos quisimos dar cuenta ya estábamos en Mérida con una cerveza en la mano (eso sí sin alcohol para el conductor) y un poco más tarde en Plasencia, donde hicimos un descanso para reponer fuerzas y visitar tan ilustre ciudad (os la recomiendo a todos; hay buen vino y mejor chacina).

Con las pilas cargadas pusimos marcha a nuestro destino final: Zamora.

Eran las 7 de la tarde cuando divisamos a lo lejos la inconfundible torre de la “Grillera” y eso a mí siempre me produjo un vuelco en el corazón; entramos a la ciudad por el puente romano y callejeando llegamos a la Uni “vieja”, que por cierto se estaba preparando para las fiestas de San Pedro (este año se montó un gran escenario y el 27 hubo un festival de flamenco donde cantaron, entre otros: El Cabrero, Mª Vargas, Curro Malena, José de la Tomasa).

Continuará...

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